sábado, 19 de julio de 2008

¡Menudo hallazgo!

Mateo encontró la fe, así, de golpe, un día que tropezó con ella – literalmente – y casi se parte los dientes por su culpa. Sí, señor, allí estaba la fe, en su oficina, tirada por los suelos. Sorprendido por tal hallazgo, la recogió y la observó con detenimiento; siempre había pensado que la fe debía de ser algo muy grande y resultaba que no, que la fe era brillante, dorada y del tamaño justo para llevarla metida en el bolsillo, junto con el móvil y la cartera.

Como Mateo no sabía a quién pertenecía y él era muy honrado, en lugar de quedársela sin más, decidió guardarla en el cajón de su escritorio y preguntar a sus compañeros si alguno había perdido recientemente la fe.


Pero ninguno de ellos parecía tener fe ni grande ni pequeña.


Luego pensó que, quizás, pertenecía a algún visitante del departamento ministerial en el que trabajaba y se decidió a poner cartelitos por ver si alguien la reclamaba. Pero nada, ni comunicándolo en su blog, ni poniendo anuncios en el periódico, ni nada de nada.


Esa fe, pequeñita y dorada, parecía no tener dueño. De modo que Mateo decidió adoptarla y probar, por vez primera en su vida, qué era eso de tener fe en algo.


El problema fue que Mateo, racionalista de toda la vida y, por tanto, poco acostumbrado a manejarse en el tema de las creencias, acabó creyendo en un extraño batiburrillo de ideas religiosas, pseudoreligiosas o paranormales. Así se vio, de repente, creyendo a la vez en la transmutación, la reencarnación y la resurrección; y no veía contradicción alguna en creer simultáneamente en la Santísima Trinidad, en Mahoma y en guardar el Sabbath. Sin ninguna dificultad comenzó a creer en el budismo, el espiritismo, el gnosticismo y cualquier otro “ismo” que se le pusiera por delante.


En su mente comenzaron a mezclarse, en feliz convivencia, dioses de todos los tamaños y colores; creencias grandes y pequeñas e ideas religiosas de todos los tipos. Mateo, sin ningún entrenamiento previo en lides de fe, creía en todo aquello que se le presentaba sin dar preferencia a unas ideas sobre otras.


Y, claro, pasó lo que tenía que pasar: que Mateo se volvió completamente loco. Tanto se llenó su mente de religiones, dogmas, preceptos y demás que acabó por perder su trabajo, su mujer, su vida y su razón… así hasta el día en que, afortunadamente, al arrodillarse en un precioso parque para rezar a cuarenta de sus más recientes dioses, la brillante, dorada y pequeña fe, se le cayó al suelo, rebotó varias veces, fue golpeada por numerosos pies, recibió una última patada de un niño de dos años y, rodando lentamente, fue a parar a un estanque próximo donde fue engullida por una carpa roja que pasaba por allí y que se sintió muy sorprendida al sentir un repentino interés por el más allá.


En el mismo instante en que perdió la dichosa fe, Mateo se sintió mucho más ligero y libre de lo que se había sentido en todo el tiempo transcurrido desde su fatídico hallazgo.



Mateo recuperó su razón, su vida y también su paz de espíritu.


Desde entonces, Mateo jamás ha vuelto a recoger nada del suelo.


Absolutamente nada… por si las moscas…



P.S.: Pido disculpas a todos aquellos por cuyos blog aún no he pasado. Aunque haya vuelto de mis vacaciones, en Las Palmas, el "husband" no volvió a trabajar hasta ayer mismo con lo cual no disponìa yo de mucho tiempo para dedicarlo a leer... pero prometo ir poniéndome al día poquito a poco... si no es que me linchan antes o algo :P




27 comentarios:

  1. Veo que has vuelto de las vacaciones con las energías y las ideas renovadas y relucientes!

    Me ha gustado mucho el cuento!

    Salu2

    ResponderEliminar
  2. Si alguien intenta lincharte avísame y te defenderé... Ahora, si son muchos, avísame para unirme (no por echar montón... No, para nada, sólo es una cosa de la democracia y eso de estar con la mayoría, tu me etiendes)

    ResponderEliminar
  3. Bonito relato y cuanto nos confunde si no encontramos esa paz.
    Besicos guapa

    ResponderEliminar
  4. Tras leerte, no me queda muy claro si es bueno tener fe o no... No se, quiza creer en algo no este tan mal... pero creer en todo, no. Ya queda claro que te vuelves loco!!! xDDD

    Un besitooo y como me decia mi madre... lo del suelo es "caca"!!

    ResponderEliminar
  5. ya lo decían nuestras madres que no cogiéramos nunca nada del suelo jajajajajaja

    ResponderEliminar
  6. Esos tipos de fe's que uno se encuentra en la oficina pueden llegar a resultar peligrosas. Es como encontrarse un lingote de uranio enriquecido cuya áurea radioactiva tiene una influencia directa sobre la psique y que nos conduce a la búsqueda del Santo Grial o a vestirnos de Nazareno-KKK (un look que ya no se lleva)

    Yo, de haber sido Mateo, lo hubiera tirado a la papelera de reciclaje.

    Peace of mind!

    ResponderEliminar
  7. Es que esto de la Fe... ¡menuda Cruz!

    ResponderEliminar
  8. Tu cuento me ha hecho acrodarme del libro "Vida de Pi" de Yann Martell, porque su protagonista es a la vez católico, musulmán y budista, y tiene un par de situaciones cómicas al respecto -aunque ahí acaban los parecidos con tu historia.

    Me ha encantado. La moraleja que yo le saco es que quizás nos complicamos la vida demasiado con el "más allá" y descuidamos el "más acá".

    ResponderEliminar
  9. Es que lo de la fe tiene tela...

    Re amiga... Un beso. Marea@

    ResponderEliminar
  10. sin entrar en disquisiciones acerca de la fe y solo con la razón.
    Funcionario de ministerio que:a)se acacha a recoger algo b) pone carteles a ver de quien es c) lo llegan a tirar del trabajo.
    ¿de que pais hablamos?

    ResponderEliminar
  11. Siempre he pensado que era bueno, e incluso necesario, tener fe...ahora creo que lo he empezado a dudas...mmmm...

    Y no quiero que se me olvide decirte que la manera en que has contado tus vacaciones en el post anterior me ha parecido extramegasuper original y preciosa...Me ha gustado un montón el post! Entre líneas dice mucho que no cuentas explícitamente...Eso me encanta de tu forma de escribir! ;)


    Besitos!

    ResponderEliminar
  12. Que bonito el cuento... vamos, que mejor ser racional...

    Ahora, lo que me he reído con el comentario de Jose... yo tampoco se de donde es este hombre...

    Un besote!!!

    ResponderEliminar
  13. ¿qué es la fe? ¿Algo religioso? o simplemente, ¿creer en alguién? Bicos

    ResponderEliminar
  14. Yo también he sido un racionalista de toda la vida... y hasta que las ranas críen pelo, lo seguiré siendo, ¡he dicho!

    Ay chica, que meo yo solo...

    BESAZOS

    ResponderEliminar
  15. wow!! me gustaria encontar una fe, así de pequeñita y brillante para estos días que aveces se me ensombrecen de golpe..pero sin caer en religionismos...

    un abrazote.

    ResponderEliminar
  16. Pues a mi me gustaria adoptar como mascota la carpa que se trago la fe...que seguro que es muy curiosa de observar: ¿mirara mas al cielo que los otros peces? ¿montara santuarios de peidrecitas por el acuario? ¿la fe la ilumnira por dentro y brillara dorada en la osucridad?

    ResponderEliminar
  17. uy, esa paz, cuánto se hace de rogar...
    un besito!

    ResponderEliminar
  18. Nanny: se ve que las vacaciones te han sentado muy bien, porque estás escribiendo estupendamente.

    Es paradógico que alguien pueda perder la fé justo en el instante que se inclina a rezar, me intriga saber por que has elegido ese momento. Besos

    ResponderEliminar
  19. Y entonces fue cuando Mateo cambió la fe por la guitarra...

    Bienvenida linda, un beso enorme!

    ResponderEliminar
  20. ¡Pobre Mateo¡
    ¡Y qué fe tan pretenciosa: qué ganas de provocar fe en todo¡

    Creo que tener fe en todo es tan malo como no tenerla en nada....

    Últimamente he descubierto que una de mis neuronas -sólo una, no vaya a ser que me pase como a Mateo- me suelta descargas esperanzadoras....De bajo voltaje, pero alentadoras.....

    Tus historias contribuyen a ello: gracias....

    ¿Mateo no fue aquel que se cayó del caballo cuando descubrió a Dios? ¡Curioso¡

    ResponderEliminar
  21. Ya lo dice mi director espiritual: "Cuando se deja de creer en Dios , se empieza a creer en cualquier cosa".(Se entiende el único verdadero, el católico).
    Ahora bien, los que tienen fé, viven mejor, autoengañados pero mejor....

    Besos.

    ResponderEliminar
  22. Si es que sale más a cuenta perder la fe que las llaves.

    No sé quién dijo una vez "Busca y serás hallado". Yo digo, Manolete, si no sabes torear, pa qué te metes XD

    Un besote, Nanny.
    Y no te estreeeeeseeeees, corasón ;D
    Estaría bueno que después de relajarse en las vacaciones (todo lo posible siendo ama de casa :P), te estresaras por visitar a todo el mundo.

    Haz como yo, tómatelo con calma.

    Y si calma no está, pues te lo tomas sola, nena XD

    ResponderEliminar
  23. Qué encantador relato.
    me gustó todo lo que has traido de tus vacaciones, menos la ropa sucia, eso nos pasa a todos.
    Te extrañamos!

    ResponderEliminar
  24. La fé se encuentra generalmente a la vuelta de cada esquina. Dicen...

    ResponderEliminar
  25. Muy bueno el relato, con esas gotas de ironía del final...es lo que llamaban en mi pueblo..." Ese tío tiene una fe de carretero...." lo que quiere decir que tener excesiva fe en las cosas nos puede llevar por senderos de locura...el termino medio puede ser el mejor.
    Me gusta como escribes y los argumentos de tus relatos...un beso desde azpeitia

    ResponderEliminar
  26. Me recuerdas a Unamuno (creo que era). Se pasaba la vida hablando de lo agnóstico que era y un día escribió:
    "Dime por qué acequia escondida ahora vienes hacia mí, manantial de nueva vida de donde nunca bebí".
    Es decir, descubrió que no lo era. Un beso.

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...