viernes, 15 de enero de 2010

Torpeza divina

El protagonista de esta historia ya lo fue de un post anterior. Si alguien quiere conocer esos antecedentes puede leer El dios



El dios se deslizaba suavemente en el vacío espacial dejándose mecer por vientos solares y permitiendo que las fuerzas gravitacionales le acercaran o alejaran de planetas, planetoides, estrellas y demás cuerpos celestes. Nunca un tipo elegante pero, tras miles de años sesteando abúlicamente, su aspecto había pasado de ser levemente desaliñado a decididamente desastrado. Si a eso unimos que era un completo inútil en el tema creativo; un descuidado irredento; un despistado que llegó a crear un sol que no daba calor y un planeta plano; que sufría un “problemilla” de ludopatía y otro de fobia al trabajo -vamos, que era un holgazán- y que, además, andaba escaso de poderes divinos, podemos asegurar, sin ningún temor a equivocarnos, que era/es/será el peor dios que había existido/existe/existirá en toda la larga historia de los dioses.


Tras tantos milenios de inactividad el pequeño incompetente comenzaba a sentirse un tanto aburrido, no mucho, sólo un poco, lo suficiente para comenzar a echar vistazos apáticos a algunos planetas mientras jugueteaba con la cola de algún cometa. Esto, teniendo en cuenta su escala habitual de dinamismo, se podía calificar como “actividad desenfrenada”.



Estaba ya a punto de abandonar la galaxia en la que se encontraba y, aunque le daba una enorme pereza, meditaba sobre la posibilidad de dirigirse o no dirigirse hacia la más próxima cuando descubrió un sistema solar con un pequeño planeta que, debido a su color, llamó su atención... además, estaba muy cerca y la palabra “cerca” era una de sus favoritas.


En el minúsculo satélite cercano al planeta habían colgado el cartel de “HE SALIDO A HACER UNOS RECADOS. VUELVO ENSEGUIDA” lo cual indicaba claramente que el planeta ya tenía otro trabajando en él. Si el dios hubiera sido un dios como debe ser habría reprimido su curiosidad y se habría largado o se habría sentado a esperar pacientemente el regreso del artífice de aquel mundo pero, como ya debería haber quedado claro, este dios no era/es/será un dios como debe ser y, por tanto, pensó que, total, por echar un vistazo no iba a pasar nada ¿verdad? No era como si se fuera a poner a jugar con lo que allí hubiera, ni se le ocurriría hurgar en las creaciones ajenas, pero, bueno, echar una miradita no iba a perjudicar a nadie ¿no?



Y allá que se fue sin darle más vueltas.


Era bonito aquel planeta, con tanto verde por aquí y tanto azul por allá, un poco demasiado caluroso y húmedo para su gusto pero no estaba mal -pensaba el dios mientras curioseaba entre selvas, mares, desiertos y montañas-. La fauna era lo que más le fascinaba. A él se le daba realmente mal crear animales realmente funcionales. Imaginación le sobraba, sus animales eran realmente fantásticos, maravillosos, vistosos, fabulosos... y completamente inviables, inútiles para la vida, incapaces de crecer, de multiplicarse, de evolucionar y hasta de moverse.


Sin embargo, el artífice de ese planeta que ahora curioseaba con tanto placer, parecía ser un genio de la ingeniería animal -y también vegetal-. Aquellos enormes animales lucían espléndidos y, además, podían moverse y alimentarse y reproducirse sin el menor problema. Tenían miembros útiles y proporcionados, los había en todos los hábitats del mundo, eran una hermosa obra de arte y el indolente dios no podía menos que sentir una leve punzada de envidia y una honda sensación de maravilla.


¡Ay, si él pudiera hacer lo mismo!


Había tomado el diminuto y frágil planeta en la palma de su mano mientras contemplaba el prodigio de vida que lo habitaba, lo giraba lentamente para disfrutar de los suaves destellos que provocaban las nubes y el mar. Lo aproximaba a su cara para observar hasta el más mínimo detalle y luego estiraba el brazo para poder admirar el conjunto. Y tan concentrado estaba en lo que hacía que no se dio cuenta de que, al alejar el planeta, lo situaba justo en la trayectoria de un meteorito que se aproximaba a toda velocidad.


El dios acercaba el mundo a su rostro y luego lo alejaba. Lo acercaba y lo alejaba. El meteorito iba aproximándose y él no se percataba. Lo acercaba, lo alejaba. Lo acercaba, lo alejaba. El meteorito pasó rozando su oreja derecha y ni así advirtió su presencia. Lo acercaba, lo alejaba. Lo acercaba, lo alejaba. Lo aceraba, lo alej....la enorme roca se estrelló contra el mundo azul con tal fuerza que hasta le tembló la mano que lo sujetaba.


En poco tiempo una negra nube comenzó a extenderse sobre el planeta y los fantásticos animales que tanto admiraba comenzaron a morir.


El dios contempló aquello asombrado y se sintió algo más aturdido de lo habitual. Miró a todos lados asustado y esperando ver aparecer al legítimo propietario del hermoso mundo. Luego, lentamente, volvió a poner el planeta en su sitio, intentó quitarle un poco de polvo y hasta sacarle brillo.


Se obligó a alejarse lentamente, poniendo su mejor cara de “yosólopasabaporaquí” y cuando estuvo a una distancia que consideró prudente, el dios decidió que era hora de ir a hacerle una visita a uno de sus grandes amigos que vivía a un par de universos de distancia. Salió disparado a una velocidad que la mismísima luz consideraba excesiva.


Cuando se encontraba a un universo de distancia, su pereza logró darle alcance y convencerle de que ya era hora de echarse otra siestesita. Entonces bostezó y, suavemente, dejándose arrullar por la música de las esferas y mecido por los vientos estelares, el dios cerró los ojos dispuesto a dormir otra larga, tranquila y divina siesta.

16 comentarios:

  1. Qué BONITO...Qué imaginación tienes...veo las escenas que me cuentas....Gracias por estos bellos relatos..Besos y feliz finde

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  2. Pero si los dinosaurios no se hubieran extinguido, no estaríamos aquí nosotros. Tal vez no era tan torpe, después de todo.

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  3. susana dijo...
    "Pero si los dinosaurios no se hubieran extinguido, no estaríamos aquí nosotros. Tal vez no era tan torpe, después de todo".

    No? De verdad?... Puesto así, me parece que era más torpe que lo sugerido...

    En fin, maravilloso relato (como siempre) y, también como siempre, yo me contento con quitarme el sombrero para hacer las debidas reverencias...

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  4. No sé si preferías no haber nacido o ser un dinosaurio;) O eres de los que quieren salvar el planeta a costa de los seres humanos. No cuentes conmigo para eso.

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  5. WinnieO: Gracias a ti por seguir visitándome :)

    Susana: Eso es cierto pero, sea cual fuera el resultado, fue producto de una gran torpeza por su parte :D

    Mario: Ese pobre sombrero debe estar ya hecho unos zorros, voto por compranos uno nuevo pagado a escote :D

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  6. O_O ¡¡Me encantó!! Me dejaste sin palabras.

    Besotesssssssssss

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  7. Sigo pensando que tienes una imaginacion prodigiosa, me encantan y sosrprenden siempre tus relatos,me gusta leerte

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  8. Soy yo o veo en ésta historia un punto de crítica importante? :P

    Pero buena, como siempre ;)

    Y feliz año, que creo aún no te lo dije.

    Besos!!!

    PD: prometo visitarte más a menudo... si soluciono el atraso que tengo liado en mi google reader :S

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  9. Tu imaginación no para quieta Nanny.
    Quién ha visto a Dios quitándole el polvo a un planeta.
    Seguramente en el nuestro tendría que pasar y hacer alguna limpieza que falta nos hace.
    Pero claro. Ha de echarse una siesta y descansar.
    Coas tuyas.
    Un abrazo.

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  10. Hace millones de años fueron los dinosaurios, ahora nosotros estamos cavando nuestro propio desastres....

    Con el paso del tiempo las generaciones del futuro, se preguntarán como fue posible de que nosotros destruyéramos, el planeta...

    La respuesta tal vez, sea la misma, ha sido para dejar lugar a esta nueva generación. Que a lo mejor fue para mejor, o para peor.

    Cariños, Nanny
    Siempre es un placer leerte!!

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  11. A mi es que me da pena tener que volver a comentar por las razones por las que tengo que volver a comentar... pero de verdad, no pretendía ofender ni causar ningún tipo de respuesta... Pero está visto que uno no siempre sabe la consecuencia de sus actos...
    susana dijo...
    "No sé si preferías no haber nacido o ser un dinosaurio"...
    Además de la trampa retórica que la respuesta implica... Yo es que ya he dado mi opinión hace algún tiempo...
    De nuevo, perdón por tener que contestar así...

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  12. Un desastre. Lo malo es que también nosotros, por ignorancia, irresponsabilidad o por lo que sea también hacemos cosas parecidas. Y no me estoy refiriendo a escala planetaria. Simplemente fastidiarle la vida a otro. A uno sólo. A ver quién puede estar seguro de no haber sido el responsable de algo así alguna vez.

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  13. Menudo talento cuentista tienes, nena.
    Bravo.

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  14. Clarooo! Eso lo explica todo!! Ainsss...

    (Un placer leerte, como siempre! ^^)


    Besicos, guapa!

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  15. Y es que no se si es que el otro dios dejo justo el recado ahí para que este otro el dios lo tomase y le completase el trabajo, que un poco consistía en deshacer lo ya hecho…no se…

    un abrazo!

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  16. Si a mi me pasa un poco como a ese Dios cotilla, despistado y trochon...pero ya he aprendido a no tocar las cosas de los demás :P

    Bueno Nany aqui te dejo mi nuevo blog. bsitos

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Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

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