jueves, 23 de abril de 2015

Viajes


En el tren

Era emocionante dejarse arrastrar por la marea de pasajeros que llenaban la estación. Le gustaba esa sensación de estar inmerso en la humanidad, de ser uno más entre tantos cientos. Era su sueño, viajar como lo hacía el común de los mortales, nada de viajes ultra rápidos, nada de viajar en soledad. A pesar de todos los lugares que había visitado nunca había sido un auténtico viajero... hasta ese momento.
Sonreía continuamente, disfrutando de cada paso. Sonrió al subir al tren. Sonrió al buscar su compartimento. Sonrió orgullosamente al colocar su ligera maleta en el lugar correcto. Sonrió al sentarse junto la ventana y aún sonrió mucho más cuando el tren, como un gigantesco animal que se despereza, se puso en marcha.
Ver pasar el paisaje ante sus ojos, sentir, oler, palpar, oír... Se llenó de humanidad, se se bañó en ella. Después de tanto tiempo se sintió uno con ella.
Viajar en un instante de un lado a otro, como viajan todos los ángeles, estaba bien para unas prisas pero viajar así,como los humanos, era un placer de dioses.





Creadores

En un principio fue la Nada, y la Nada lo era todo, y la Nada explotó creando el espacio y el tiempo. Los átomos se unieron e interactuaron, y nacieron las estrellas, los planetas y todos los objetos estelares que conforman el universo.
El tiempo, si es que el tiempo existe cuando no hay nada ni nadie que lo mida, transcurrió y en uno de aquellos miles de objetos surgieron diminutas y simples motas de vida, células solitarias que, al cabo de un tiempo, dieron paso a agrupaciones mayores.
Millones de años pasaron hasta que esas minúsculas muestras de vida evolucionaron hasta dar forma a los Creadores.
Otros muchos millones más pasaron y, entonces, los Creadores dijeron:
-Creemos a los Guardianes, a los Vigilantes que han de cuidar de nuestros tesoros y nuestra belleza. A nuestra imagen los crearemos y les daremos dominio y control sobre toda nuestra obra.
Y nos dieron vida, a imagen suya nos crearon y nos dijeron:
-Extendeos por toda la Tierra, os la dejamos en custodia. Cuidadla con esmero y cuidad, también, toda nuestra obra hasta el día en que podamos regresar y reclamarlas.
Luego subieron a sus naves y desaparecieron en el espacio.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces, hemos aprendido, crecido y multiplicado pero seguimos custodiando la sagrada obra de nuestros Creadores y esperando su regreso porque eso es lo Ellos nos ordenaron.

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...