lunes, 3 de julio de 2017

From the space

Evolución

Sabíamos que, tarde o temprano, nos iban a encontrar pero eso nunca nos ha preocupado porque también sabíamos que no seríamos comprendidos. Gracias a nosotros, los humanos poseen la curiosidad y la inteligencia suficientes para descubrirnos y estudiarnos pero jamás llegarán a imaginar que tienen ante sus ojos a esos alienígenas sobre los que tanto han hablado, escrito y especulado. Así que no importa cuánto nos observen ni cuantas investigaciones hagan sobre nosotros, nunca se acercarán a la realidad. Tendrían que derribar demasiadas barreras mentales para lograrlo. Barreras mentales que, por supuesto, fueron puesta por nosotros, sus creadores, hace millones de años.

Nosotros hemos sido el motor de la evolución.
Nosotros hemos moldeado la inteligencia y la consciencia humana.
Nosotros somos la causa de su curiosidad y su sed de saber.
Nosotros somos quienes empujamos a la humanidad a explorar y buscar.
Los humanos son el culmen de nuestras propias investigaciones.
El medio perfecto para crecer, multiplicarnos y expandirnos
El vehículo ideal para volver a las estrellas de las que procedemos.
Antes nos llamaban dioses.

Ahora nos llaman genes.

Negación de ayuda

-Deberíamos acudir en su auxilio, volver junto a ellos y ayudarles a avanzar, a encontrar soluciones.
-No, no deberíamos y no lo haremos.
-Pero son nuestras criaturas. Nosotros los creamos. Deberíamos cuidar de ellos.
-Al contrario, debemos dejar que encuentren su propio camino. Que aprendan por sí mismos. Que se equivoquen e, incluso que sufran si es necesario.
-Mírales, Iah - Veh, están al borde del abismo, No sé si podré seguir de brazos cruzados.
-Te prohíbo que hagas nada, Lush - Ifer. Recuerda lo que ocurrió la última vez que tu blando corazón te llevó a intervenir. Seguiremos los acontecimientos desde nuestra base, como siempre, verás cómo al final salen adelante.
-¿Y si no lo consiguen? ¿Y si se destruyen?
-Si eso ocurre habrá que empezar desde cero. Después de todo, no sería la primera vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...